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Las cifras del gasto en Sanidad a nivel macroeconómico son decepcionantes desde el punto de vista de una economía de balances cuantitativos: intentar cuadrar números sobre el valor de la vida de una persona ¿Cuánto valen los años de vida que se le dan a un joven operado con éxito de una apendicitis?¿Cuánto los años de vida de calidad de un infartado al que se le han implantado un by-pass y dos stents? ¿Cuánto la labor de prevención para que haya menos infartos de miocardio de los esperados? Es cómo si quisiéramos valorar un buen cuadro por el precio del marco, la cantidad de azul prusia gastado o de bermellón empleado. No salen las cuentas. O sin ser tan rebuscado, ¿cual es rendimiento económico del ejército? ¿A cuánto nos sale un muerto enemigo? O sobre el ministerio del interior; ¿cuál es rendimiento en números de un policía por delincuente apresado?

Quizá haya un problema epistemológico en entender el asunto o algo de utopismo blandengue, o quizás nuestros gestores sanitarios deberían dedicarse más a gestionar y menos a llevar contabilidad de tenderos (con perdón al gremio de tenderos),o cómo llamaríamos a las medidas que estamos padeciendo de tasas, timbres y pólizas:

Pago por receta para todos y un porcentaje mínimo a los pensionistas, reciente puesto al día como regalo de reyes.

Pago de los medicamentos de dispensación hospitalaria.

Retirada del pago de ambulancias, prótesis y dietoterápicos, tras el correctivo del Consejo de Estado.

Recomendación del uso de medicación más barata y antigua, genéricos (los genéricos aparecen una vez transcurren los diez años de vigencia de la patente. Es como si el plan PIVE recomendara comprar coches con tecnología y adelantos de hace diez años. Reconozco que el argumento puede ser un poco demagógico, pero hay razones para no desecharlo del todo).

Pago directo de toda una serie de medicamentos de uso común para procesos catarrales, antiácidos, varices y anticonceptivos, excluidos del sistema sanitario por el medicamentazo de 2012, el cual ha provocado dos efectos no previstos: uno, aumento del PVP de esos medicamentos ahora de venta libre y otro, que la entrega de esas patologías tan abundantes a los farmacéuticos ha disparado el gasto en prescripciones más caras.

Nuestros gestores – de la economía del tendero- en vez de preocuparse de investigar y cambiar los modos y maneras del negocio sanitario eliminando costes de producción (I+D+I), lo que hacen es proseguir en su empecinamiento destructivo, subiendo el precio a los clientes y usuarios mediante el pago, prepago, copago y bajándole el sueldo a los empleados, y no se lo pierdan, la última de unos gestores del SERGAS (Servicio Gallego de Salud) es la implantación del vending, máquinas dispensadoras de chuches para los usuarios de los centros de salud. Siguiendo los consejos de la economía del tabernero faltará tiempo para que aparezcan máquinas dispensadoras de tabaco y tragaperras. Eso sí, con un WARNING enorme: fumar mata-aviso importante-, las tragaperras pueden provocar como efecto secundario ludopatía en personas predispuestas a ello, juegue con precaución.

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